La última noche en el Campus

La noche del día de la graduación teníamos gran fin de fiesta en un garito llamado Transit. Era Open Bar (a.k.a. barra libre) de 10 a 11 de la noche por haber reservado antes, se suponía que gratis, pero a partir de cierto punto de la noche (antes de que yo llegara) decidieron cobrar $10. Como llegué sobre las once menos cuarto, tampoco pude tomar muchas bebidas, pero aún así la cosa salía medio a cuenta, considerándo los precios habituales en este país. Se volvieron locos los de siempre y alguno más de nuevo asistimos a otro capítulo de recombinación de personas en forma de parejas impensables. Tras cerrar el bar volví al IIT para pasar los últimos momentos con mis compañeros, aunque ya había dejado mi habitación y no podía volver a entrar. Visité con un amigo la playa que está más o menos cerca del campus, que no había visitado en los ocho meses que he estado viviendo allí, y después me fui a dormir, ya bien entrado el día a una de las zonas comunes hasta que me echaron (educadamente eso sí) sobre las nueve y media de la mañana, ya que la residencia cerraba. Fui a mi flamante nuevo piso-loft-vertedero en el que no tendría habitación propia hasta el martes (y era domingo) a dormir en cualquier esquina. Primer obstáculo: ni tengo llaves, ni hay timbre. Así que básicamente tuve que estar llamando a la puerta hasta que dió la casualidad que alguien salía para trabajar o algo. Ni siquiera me habían oído llamar, este sitio es enorme. Pero bueno, no creo que fueran más de quince minutos. Con esa puerta que se abría, empezó un hermoso recibimiento que se extendería a lo largo del día...